El impacto del estrés y la ansiedad de los padres en los primeros mil días de su hijo: estudio confirma que tiene efectos el desarrollo del bebé

Un metaanálisis internacional demuestra que el estado emocional del padre en el embarazo y posparto influye en el desarrollo social, cognitivo y físico del bebé.
Un padre ríe con su hijo al atardecer. Las primeras experiencias compartidas dejan huella en la infancia.
Un padre ríe con su hijo al atardecer. Las primeras experiencias compartidas dejan huella en la infancia (Midjourney-RG)

La salud mental del padre también importa en el desarrollo del bebé. Y mucho más de lo que creíamos. Durante años, la ciencia ha enfocado casi exclusivamente la mirada en la madre para entender cómo se configura el desarrollo temprano del recién nacido. Pero un estudio internacional de gran envergadura recién publicado acaba de romper ese patrón y confirma que la salud emocional del padre durante el embarazo y los dos primeros años de vida del bebé tiene un impacto claro en el desarrollo infantil.

Los 1.000 primeros días de vida de un bebé (desde su concepción) son los más importantes. Múltiples factores influyen en lo que ocurre durante este tiempo, y todos, a su vez, influyen en el desarrollo del bebé. También factores indirectos como todo aquello que afecta a la salud física y mental de la madre… y ahora sabemos que ocurre lo mismo con el padre. Un nuevo estudio, publicado en JAMA Pediatrics este mes de junio de 2025, así lo demuestra. 

Se trata de una revisión sistemática y metaanálisis que ha analizado datos de 48 cohortes y un total de 674 asociaciones entre el estado emocional del padre (depresión, ansiedad y estrés) y el desarrollo infantil hasta los 18 años. Se trata del análisis más completo realizado hasta la fecha sobre esta cuestión, incluyendo datos publicados y también inéditos recogidos de tesis doctorales y comunicaciones con investigadores.

La investigación es concluyente: el malestar emocional del padre durante el periodo perinatal se relaciona con problemas sociales, emocionales, cognitivos y lingüísticos en sus hijos.

La salud mental paterna influye en cómo se desarrolla el vínculo afectivo en los primeros días de vida.
La salud mental paterna influye en cómo se desarrolla el vínculo afectivo en los primeros días de vida (Midjourney-RG).

La relación entre la salud mental del padre y el bebé

La gran aportación del estudio es que pone el foco en una figura históricamente invisibilizada en salud perinatal: el padre. Las cifras de prevalencia que manejan los autores ya llaman la atención: se estima que el 8% de los padres sufre depresión clínica durante la etapa perinatal, un 11% padece ansiedad y entre un 6 y 9% muestra síntomas elevados de estrés.

Para llegar a estos datos, el equipo liderado por Genevieve Le Bas (Deakin University, Australia) analizó estudios publicados hasta noviembre de 2024. El criterio principal, innegociable, es que fueran investigaciones longitudinales, con medidas claras del estado mental del padre (entre la concepción y los 24 meses tras el parto) y del desarrollo posterior del niño.

Los momentos de conexión emocional padre-hijo también construyen lenguaje, autoestima y regulación emocional.
Los momentos de conexión emocional padre-hijo también construyen lenguaje, autoestima y regulación emocional (Midjourney-RG)

Los resultados revelan asociaciones significativas —aunque de magnitud pequeña— entre la depresión, la ansiedad y el estrés paternos y diversas áreas del desarrollo infantil. Concretamente:

  • Peor desarrollo global (r = −0.12)
  • Más problemas sociales y emocionales (r = 0.09)
  • Dificultades cognitivas (r = −0.07)
  • Retrasos en el lenguaje (r = −0.15)
  • Efectos sobre el desarrollo físico (r = 0.04)

No se hallaron asociaciones claras con el desarrollo motor ni con la adaptación general. Sin embargo, los efectos observados persistieron más allá de la etapa de bebé, extendiéndose a la infancia.

El estudio destaca especialmente que los efectos fueron más evidentes cuando el malestar se daba en el posparto (en lugar del embarazo), lo que sugiere una influencia más directa durante la interacción cotidiana con el bebé.

Un padre sostiene a su recién nacido junto a la ventana. El posparto también es un reto emocional para ellos.
Un padre sostiene a su recién nacido junto a la ventana. El posparto también es un reto emocional para ellos (Midjourney-RG)

¿Por qué es relevante esto en la crianza?

El estudio demuestra que el malestar emocional del padre puede traducirse en una menor sensibilidad en el vínculo con el bebé, en menos capacidad de respuesta a sus señales, y en interacciones menos seguras y predecibles. Esto, a su vez, se asocia con más problemas de conducta, dificultades de lenguaje o mayor desregulación emocional en los hijos e hijas.

Los investigadores proponen que el posparto debería considerarse una etapa crítica no solo para la madre, sino también para el padre, y que los sistemas de salud deberían incorporar el cribado emocional paterno, igual que se hace con las madres.

Además, plantean caminos prácticos para intervenir: grupos de apoyo, intervenciones online, orientación en centros de salud y pediatría, y una mirada más integral a la triada padre-madre-bebé.

Este tipo de evidencias puede ayudar también a reducir la culpa que muchas madres sienten cuando observan dificultades en sus hijos e hijas, recordando que la crianza es una experiencia compartida y que la salud mental de todos los cuidadores importa.

Referencias

  • Genevieve Le Bas, Stephanie R. Aarsman, Alana Rogers, et al. Paternal Perinatal Depression, Anxiety, and Stress and Child Development: A Systematic Review and Meta-Analysis. JAMA Pediatrics, 2025. DOI: 10.1001/jamapediatrics.2025.0880

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