Cada septiembre, las familias se preparan para un regreso que no siempre resulta fácil: la vuelta al cole. La logística, los horarios y las rutinas forman parte del escenario habitual, pero ¿qué ocurre con lo emocional durante los días previos y, también a menudo, durante los primeros días de clase? Lo que realmente marca la diferencia es cómo los adultos acompañan a los niños y niñas en ese tránsito entre vacaciones y escuela.
Más allá de organizar materiales o ajustar horarios de sueño, durante la costosa vuelta al cole, lo decisivo es ofrecer seguridad emocional, escuchar activamente y mantener una conexión fluida con el colegio a lo largo de este proceso de adaptación que todos los niños y niñas tienen en menor o mayor medida, da igual la edad o si tienen período de adaptación.
Entre todas las estrategias posibles, hay una en particular que puede convertirse en el mejor aliado: lo que la psicóloga Paloma García Aranda, de TusClasesParticulares, llama rituales de transición, pequeñas rutinas significativas que aportan continuidad y control al niño o la niña. “Son pequeñas rutinas significativas, como la despedida especial, preparar la mochila juntos o elegir una prenda favorita que aportan continuidad y control al niño/a”, explica la experta.

Otros factores que marcan la diferencia en la vuelta al cole
Para la psicóloga Paloma García Aranda, además de las rutinas de transición, el verdadero soporte desde las familias a sus hijos e hijos durante la vuelta al cole se centra también en estas otras cuestiones:
- Dar seguridad emocional: que los niños sientan a los adultos atentos, validando sus emociones y transmitiendo confianza en su capacidad de adaptación.
- Escucha activa y sin juicios: preguntar no solo “si tienen ganas de volver”, sino también “qué les preocupa” o “qué necesitarían para sentirse mejor”.
- Conexión con la escuela: abrir un canal estable con tutores y orientadores para anticipar posibles dificultades y abordarlas en conjunto.
En contextos complejos, más cuidado
Cuando la vuelta al cole se produce en medio de situaciones familiares delicadas, la psicóloga Paloma García Aranda destaca cuatro claves:
- Transiciones emocionales sin prisa: no forzar la adaptación, dar tiempo.
- Señales de alerta: irritabilidad, insomnio, regresiones del sueño, rechazo escolar persistente.
- Coherencia entre adultos: mensajes claros y estables aunque haya conflictos familiares.
- Resiliencia: ayudar a ver la vuelta como una oportunidad de aprender y crecer.

Casos concretos: cómo acompañar a los hijos
García Aranda detalla estrategias concretos en función del tipo de cambio o contexto que los niños y niñas tienen que afrontar en la vuelta al cole:
- Cambio de ciudad: para ayudar a tus hijos en caso de cambio de ciudad, y por ende, de colegio, la psicóloga aconseja validar la tristeza, abrir espacios para hablar, promover nuevas experiencias y trabajar la idea de “pérdida y ganancia”.
- Divorcio o separación: evitar que el colegio sea terreno de disputa, coordinarse con el centro y transmitir que la estabilidad familiar sigue existiendo, aunque en una nueva forma.
- Paso del colegio al instituto: en el paso a Secundaria, García Aranda recomienda anticipar cambios, acompañar en la organización académica y ofrecer espacios de confianza para hablar de miedos.
- De la escuela infantil al colegio: adaptación progresiva, juego simbólico en casa y trabajar la ansiedad por separación reforzando que “mamá/papá vuelven”.
- Cambio de grupo de confianza: fomentar actividades cooperativas y recordar que las amistades previas no se pierden.
- Incorporación tardía: informar al grupo, ofrecer tutoría individual y normalizar la diferencia de tiempos reforzando cada pequeño avance.
Un mensaje final para familias y educadores
El consejo de la psicóloga Paloma García Aranda se resume en una idea clara: acompañar las transiciones con seguridad emocional y rituales significativos ayuda a los niños a afrontar la vuelta al cole con más confianza y resiliencia.
Como la psicóloga de TusClasesParticulares ha señalado, se trata de dar tiempo, validar emociones y crear continuidad a través de pequeños gestos que tienen un gran impacto.
