Diana Aller, escritora: "Ser madre sin pareja es un tema que domino como masticar chicle"

La escritora Diana Aller expone, en clave de humor, su experiencia como madre en un artículo publicado originalmente en la edición de papel de la revista Ser Padres.
Una madre soltera con dos peques (R.G.)
Una madre soltera con dos peques (R.G.) - Una madre soltera con dos peques (R.G.)

La escritora Diana Aller expone en clave de humor su experiencia como madre soltera en un artículo publicado originalmente en la edición de papel de la revista Ser Padres. El artículo se titula ‘Mamá busca novio’ y lo puedes leer íntegro en esta pieza.

En el artículo, Aller cuenta que empezó su experiencia como madre soltera con un niño de un año y otro de tres años. “Ser madre sin pareja es un tema que domino como masticar chicle", dice. 

El testimonio desenfadado de Diana Aller, de la que puedes leer aquí el artículo 'Carta de una mamá a los Reyes Magos', no tiene nada que ver con esta carta de una mamá al padre de su hijo que las abandonó, el testimonio de la vivencia de una mamá soltera que no lo fue por elección propia.

Una madre con dos hijos (foto: R.G.)
Una madre con dos hijos (foto: R.G.)

Este es el artículo íntegro publicado en Ser Padres por Diana Aller.

Soy una experta

En muy pocas cosas tengo autoridad, pero he de decir que ser madre sin pareja es un tema que domino como masticar chicle, como hacer la digestión, como respirar... 

Aunque cuento mi experiencia como madre, es extensible a los papás sin pareja, que hay muchos también en esta situación, así que siéntanse incluidos, caballeros. 

En mi caso, comencé mi andadura de soltera con un niño de un año y otro de tres. En cuanto me planteé buscar pareja, no sabía ni por dónde empezar. ¿Le interesaré a alguien? ¿Me acordaré de cómo se ligaba? ¿Sabré hablar de algo que no sean dinosaurios, superhéroes y personajes de Disney? Tenía miedo de que pensaran que padecía alguna disfunción mental…

Formas de conocer gente

Afortunadamente, cada vez hay nuevos modelos de familias y nadie se escandaliza de que una mamá busque pareja. De hecho, existen reuniones, viajes, fiestas y todo tipo de planes para singles con hijos, una industria creciente y que funciona muy bien. Todo es cuestión de ver qué es lo que encaja con nuestra personalidad

A mí los planes tipo “los papás se toman un cóctel mientras los peques se quedan con un monitor” no terminan de convencerme. Creo que es mejor vivir sin buscar, obligarnos a ser sociables y limitarnos a encontrar. Mi amiga Carla, por ejemplo, estaba en el parque con sus hijos y se puso a hablar con un chico que iba con los suyos. Empezaron con temas intrascendentes como “¿Tienes una toallita húmeda, que se ha manchado mi hija?” e intimaron tanto, que hoy han hecho un Los Serrano en toda regla y viven juntos con sus cuatro hijos. 

Claro, que tampoco es necesario que la pareja tenga hijos y sean nuestros iguales en todo, ¿no?

Dos niños con su su madre, sonrientes (foto: R.G.)
Dos niños con su su madre, sonrientes (foto: R.G.)

Benditas redes sociales

Ahora mismo existen miles de aplicaciones para ligar. Vale, ese sería mi deseo… Pero decenas sí que hay: Badoo, Tinder, Meetic… Y funcionan a pleno rendimiento, aunque sea como mero pasatiempo para conocer gente.

De hecho, en una ocasión, mi hijo mirando mi móvil preguntó inocente: "¿Por qué tienes tanta gente que se apellida Tinder?". Tras un instante sin saber qué contestar, les conté a mis dos retoños en qué consistía el Tinder y se lo mostré.

Básicamente son perfiles con fotos y datos de gente que busca pareja, así que les pareció muy divertido ir pasándolos, y rápidamente empezaron a asesorarme. Me decían: “¡Este que hace surf! Mamá, un deportista te vendría muy bien” y, por supuesto, sus gustos y los míos eran muy diferentes (a ellos les gustaban especialmente los que llevaban camisetas del Real Madrid). Curiosamente, coincidimos en un chico muy sonriente que mostraba dos niños en sus fotos. Estuvimos varios meses hablando, y lo que más me gustaba es que me advirtió: “Tengo tres hijos y para mí son lo primero y mi pareja tendría que entenderlo”. He de decir que casi me enamoro. Casi, porque la relación no podía ir a más, entre otras cosas porque vive lejos. Sin embargo, he ganado un gran amigo que entiende las rutinas y problemas de una madre sin pareja.

A veces no funciona del todo…

Debes tener en cuenta que la situación de una madre sin pareja resulta muy peculiar. Puede suceder que la cosa no funcione por varios motivos: 

  • Hay chicos que se creen que buscas un padre. En pleno siglo XXI, hay a quien le cuesta separar el concepto madre del concepto mujer. Claro, que yo todavía me lío entre sofá y sillón, y tirar y empujar… 
  • Los hay a los que les da un morbo extra que seas mamá. ¿Acaso no sabes lo que es una Milf? Busca información, que vas a flipar (de subidón de autoestima, sobre todo). Claro que es como un fetichista de los pies… Si solo es eso lo que os une, poco futuro hay ahí. 
  • En ocasiones son los niños quienes desaprueban a la pareja. Si no son celos puntuales, sino algo recurrente, plantéatelo. ¡Los niños son muy intuitivos! 
  • Otras veces, la relación en concreto es directamente incompatible con la maternidad. Cuestión de tiempo, horarios, trabas personales… O que el posible novio se parezca al Capitán Garfio.
Retrato de una mamá soltera y su peque (foto: R.G.)
Retrato de una mamá soltera y su peque (foto: R.G.)

“Buscar pareja es más divertido que tenerla”

Lo primero a tener en cuenta es que buscar pareja es más divertido que tenerla, ¿no crees? 

Y un secreto que quienes no tienen hijos no saben: tú ya has conocido el amor de tu vida, y precisamente tu hijo, o tu hija, te sirve de filtro de cara a los posibles candidatos. ¿Cómo se toman que seas madre? ¿Cómo actúan con el crío? Ahí ves cómo es la gente en la realidad. Y todo lo ves con ojos serenos y una infinita capacidad de disfrute que te ha enseñado la maternidad. Valoras las muestras de cariño más que un Lladró; ves más allá y sabes priorizar. ¡Perfecto para encontrar pareja! 

Por otra parte, tener pareja no es un fin en sí mismo. Aunque todo parezca indicar que es el modelo ideal en la vida, se puede ser insultantemente feliz, tocar a más palomitas en el cine y tener una vida plena en soltería. Yo misma doy fe de ello. ¡Te lo juro por mis hijos!

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