La ilustradora Berta Páramo (Palencia, 47 años) es arquitecta, pero dice que ha encontrado su sitio en la ilustración de álbumes ilustrados. En ese campo se ha especializado en poner imágenes a álbumes informativos sobre temas, cuanto menos, poco habituales: fluidos corporales, olfato o piojos. Atiende a Ser Padres en una cafetería próxima al Teatro Real de Madrid a propósito de su libro Manual de supervivencia para piojos (Litera), un álbum divulgativo en el que, harta de encontrar información sobre cómo exterminar a estos incómodos parásitos, Páramo da una irreverente vuelta de tuerca al enfoque para convertir su álbum en un manual de supervivencia para piojos. “Al final este enfoque me permite contar la misma información que quería plasmar, pero desde un punto de vista más rupturista”, afirma la autora, que es capaz con sus ilustraciones de divertir a los lectores hablando de una temática que, en principio, tiene poco de divertido. O eso creíamos erróneamente.
Indagando un poco he visto que empezaste a dedicarte a la ilustración de libros a una edad relativamente tardía.
Sí, soy mayor, puedes decirlo (risas).
No, no, lo decía porque he pensado que podrías ser un ejemplo paradigmático de mensaje típico de libro de autoayuda: “Nunca es tarde para hacer lo que quieres hacer”.
Es que no hay edad para esto. ¡Claro que nunca es tarde! Yo hice el máster con 40 años, se me cruzó por pura casualidad, y creo que he encontrado mi lugar, me siento muy a gusto haciendo esto, me siento cómoda, lo disfruto porque creo que lo hago bien. Y creo que mi bagaje profesional también influye, el mezclar disciplinas me parece muy positivo, puedes aportar muchas más cosas. Pero es una carrera muy lenta, aunque he tenido mucha suerte de poder publicar enseguida.
Fluidos corporales, piojos, olfato. Si exceptuamos Robotland, podemos decir que te gusta divulgar sobre temas cuanto menos poco mainstream, ¿no?
Me dice un amigo mío que me gusta mucho la casquería (risas). No sé, se ha dado así. También es un desafío escribir sobre algo que puede resultar asqueroso.
Y fíjate que, a poco que lo pienses, son temas que nos interpelan a todos. Todos olemos, todos expulsamos fluidos, todos hemos tenido piojos alguna vez en nuestras vidas. Sin embargo, no son temas sobre los que se suela divulgar mucho, la verdad. ¿Por qué crees que es así?
Por ejemplo, el de los fluidos corporales es un tema que a los niños les interesa mucho, que tienen esa etapa de caca, pedo, pis, mocos. Pero no entiendo por qué hablamos tan poco, la verdad, porque son temas fascinantes. De los piojos, por ejemplo, creo que sí se habla más, pero siempre desde cómo eliminarlos, nunca desde la curiosidad por saber cómo son.
Precisamente, del libro dedicado a los piojos me ha gustado sobremanera el enfoque: es un manual de supervivencia para piojos.
Yo siempre meto mi toque de humor en los libros y este enfoque me daba mucho juego, claro. En mi proceso de trabajo lo primero que hago es investigar, y en ese proceso muchas veces surge la chispa. En este caso, como vi que solo encontraba información para eliminar a los piojos, pensé que por qué no le daba la vuelta y hacía un manual en pro de los piojos. Al final este enfoque me permite contar la misma información que quería contar, pero desde un punto de vista más rupturista.
Recopilando tanta información para divulgar, ¿acaba convertida una en experta en piojos?
La verdad es que estudias un montón para dar forma a cada libro. Realmente la parte que más me gusta es esa del estudio y la investigación. Cuando ya tengo el libro en la cabeza el resto es trabajo, pero la parte bonita es esa incertidumbre propia de la fase de investigación, de no saber por dónde va a salir el libro. Eso sí, de ahí a ser experta…

¿Conocer a los piojos ayuda a temerlos menos?
Muchas veces tememos cosas porque no las conocemos. Si te lees el libro no les vas a coger cariño, porque son muy molestos, vamos a ser sinceros, pero seguro que los ves de otra forma, los respetas más y, aunque no quieras tenerlos, te quitas ese miedo. No son bichos, por ejemplo, que transmitan enfermedades.
El mundo de los piojos, como todo mundo desconocido, está lleno de mitos. ¿Cuáles son los que más te ha sorprendido desmotar mientras te documentabas para el libro?
Hay una leyenda que dice que vuelan, pero no es cierto, de ahí la ilustración del piojo Superman. También lo de la almohada. Hay gente que en cuanto hay un contagio en casa lava las almohadas, pero realmente si los piojos están unas horas fuera de una cabeza se mueren, porque necesitan comer. Incluso si sobreviven, después de unas horas están tan débiles que ni pueden comer. Es un parásito obligado. Si están fuera de la cabeza, están perdidos.
Yo me preguntaba leyéndote que, como los piojos se pasan de cabeza a cabeza y necesitan el contacto entre personas, sobre todo entre niños, ¿cómo es posible que no se extinguieran en un periodo de encierro como fue el de la pandemia?
Nos lo hemos planteado y siempre salen temas de conspiraciones de las farmacéuticas (risas). La verdad es que no lo sé. Supongo que no todo el mundo estuvo confinado. Y hoy en día con la globalización, un piojo puede viajar en una cabeza desde por ejemplo la India hasta Madrid y ya volvemos a tener piojos aquí.
He hecho hincapié en el “sobre todo niños” porque los piojos prefieren las cabezas de los niños. ¿Por qué es así?
Parece ser que los adultos soltamos un sebo que no les gusta. En general prefieren las cabezas jóvenes, con pelo limpio y liso. De todas formas, no hay que relajarse, porque no hacen ascos a nada, solo a los calvos y porque ahí no tienen nada que rascar.

¿Y los datos así en general que más te han sorprendido? A mí me han fascinado los datos de peso, tamaño, etc. Dan mucho juego a nivel ilustración.
A mí me llama la atención, por ejemplo, que solo coman sangre, pero que la sangre sin embargo no les proporcione todos los nutrientes que necesitan, por eso tienen ese otro órgano, el micetoma, donde se concentran unas bacterias que crean esas vitaminas que le faltan a la sangre. Me fascina un poco eso, que un ser tan pequeño pueda ser tan complejo. También el cómo sienten. Tienen siete órganos sensitivos repartidos por un cuerpo tan pequeño. Es increíble.
Sé que te has puesto del lado de los piojos, pero no puedo acabar esta entrevista sin preguntarte cómo eliminarlos.
Si preguntas en un cole, cada padre o madre te va a decir un método, pero después de estudiar para el libro creo que lo mejor es la combinación de la lendrera tradicional con algún producto químico. Pero ojo, que hay productos químicos que son tan fuertes, hasta para nosotros, que solo se pueden utilizar una vez.