Un estudio rompe mitos sobre el autismo: evitar la mirada no sería un signo exclusivo

Una investigación reciente cuestiona el valor del contacto visual como marcador de autismo. ¿Estamos interpretando mal las señales sociales infantiles? Nuevos hallazgos con IA podrían cambiar los diagnósticos.
Fuente: Midjourney / E. F.

¿Qué pasa si tu hijo no te mira directamente a los ojos? Tal vez has escuchado que eso podría ser una señal de alerta. Muchos padres se preocupan cuando sus hijos parecen “no mirar a la cara” mientras juegan o hablan. Las consultas a pediatras o terapeutas suelen llegar cargadas de ansiedad ante la posibilidad de que ese comportamiento indique autismo. Durante décadas, el contacto visual ha sido considerado un indicador clave en el diagnóstico clínico del trastorno del espectro autista (TEA). Pero, ¿y si esa idea tan arraigada estuviera equivocada? Un nuevo estudio podría levantar la polémica.

Un reciente estudio realizado por los investigadores Lu Qu y Qiaoyun Liu, de la East China Normal University, desafía esta creencia. Publicado en marzo de 2025 en la revista ECNU Review of Education, el trabajo plantea que los niños con autismo no difieren tanto en su atención visual de otros niños durante el juego natural. Esto podría implicar que el contacto visual no es, por sí solo, un marcador confiable de autismo. Con la ayuda de inteligencia artificial, que está revolucionando la educación, los investigadores observaron patrones de comportamiento más complejos y menos sesgados por el entorno clínico tradicional. Sus hallazgos están sacudiendo la forma en que entendemos y diagnosticamos el autismo.

Rompiendo esquemas clásicos sobre la mirada en el autismo

Desde que Leo Kanner describiera por primera vez el “aislamiento extremo” de los niños autistas en 1943, se asumió que evitar la mirada era un rasgo definitorio. “Los niños no asumían postura anticipatoria al ser cargados”, escribió Kanner, apuntando al escaso contacto afectivo. Durante décadas, esta idea se consolidó como parte del diagnóstico. Sin embargo, el estudio de Qu y Liu evidencia que la mayoría de los niños, autistas o no, apenas miran a los adultos a los ojos mientras juegan.

Este estudio no es una negación de las dificultades que pueden presentar los niños autistas.

En el entorno natural de juego analizado por los autores, todos los grupos de niños —con autismo, desarrollo típico o retrasos del desarrollo— dedicaron entre un 60 % y un 80 % del tiempo a mirar los juguetes, y solo entre un 6 % y un 14 % a mirar los rostros adultos. Esto pone en entredicho la validez del contacto visual como criterio diagnóstico aislado. “Nuestros hallazgos enfatizan la necesidad de repensar las intervenciones centradas exclusivamente en el contacto visual”, afirman los autores del estudio.

Fuente: Midjourney / E. F.

Una nueva forma de observar: inteligencia artificial y juego libre

Uno de los avances clave de esta investigación es la metodología de observación empleada, basada en herramientas de inteligencia artificial no intrusiva. A diferencia de los métodos clásicos —como el ADOS (Autism Diagnostic Observation Schedule)— que se desarrollan en laboratorios o clínicas, el enfoque de Qu y Liu permite estudiar el comportamiento en contextos naturales y cotidianos.Los investigadores utilizaron sensores para captar movimientos, vocalizaciones y dirección de la mirada sin alterar la espontaneidad del juego. Este método evita el sesgo de situar al niño en un entorno artificial y permite analizar formas auténticas de comunicación no verbal, como los gestos y las posiciones de las manos de los cuidadores. Estos elementos demostraron ser esenciales para la llamada atención conjunta, es decir, la capacidad de compartir el foco de atención con otra persona, una habilidad central en el desarrollo social infantil.El equipo identificó que, incluso cuando los niños no miraban a los ojos, sí seguían las acciones y expresiones de los adultos a través de gestos y movimientos. Así, el contacto visual no es el único canal —ni necesariamente el principal— para establecer una conexión social significativa.

Fuente: Midjourney / E. F.

Lo que esto cambia para padres, docentes y profesionales

Estos hallazgos tienen importantes implicaciones clínicas y educativas. Muchos enfoques terapéuticos para el autismo siguen priorizando ejercicios de contacto visual, como entrenamientos para que el niño mantenga la mirada en interacciones cara a cara. Pero si el contacto visual no es una vía central ni universal en la comunicación infantil, ¿tiene sentido seguir forzándolo?

Los autores del estudio proponen que se exploren alternativas centradas en los gestos naturales, las posiciones del cuerpo y la disposición de objetos durante el juego. Estas herramientas podrían ser más útiles, menos invasivas y más respetuosas con las características individuales de cada niño. “En lugar de tratar de encajar a todos los niños en un molde de contacto visual idealizado, deberíamos observar con más atención cómo cada uno establece vínculos”, sugieren Qu y Liu.

Además, esto también puede reducir el estigma que recae sobre muchas familias. Padres que observan que sus hijos no miran a los ojos pueden sentir culpa o temor, cuando en realidad esa conducta puede ser común en todos los niños durante ciertas edades o situaciones. Repensar los marcadores del diagnóstico es también una forma de aliviar cargas emocionales injustas.

Fuente: Midjourney / E. F.

Repensando lo que creemos saber sobre el autismo

Este estudio no es una negación de las dificultades que pueden presentar los niños autistas, sino una invitación a entenderlas desde una perspectiva más rica y menos reduccionista. La idea de que “el niño que no mira a los ojos tiene autismo” no solo es simplista, sino posiblemente incorrecta. Las diferencias en el comportamiento social deben analizarse con herramientas más finas, más empáticas y menos centradas en estándares arbitrarios.

Según los investigadores, “en esta era de inteligencia artificial, nuestra comprensión de los síntomas centrales del autismo necesita una actualización continua”. De hecho, la tecnología que a menudo se ve con recelo, puede ser una aliada para observar sin invadir. Este enfoque puede abrir la puerta a diagnósticos más ajustados, intervenciones más eficaces y un trato más justo hacia la diversidad de formas de comunicación infantil.

Para muchos niños y familias, estos hallazgos pueden representar una vía de liberación: dejar de centrar la intervención en lo que se ve por fuera (la mirada) y comenzar a trabajar con lo que verdaderamente conecta (la intención, la atención compartida, el gesto). Una nueva forma de observar podría ser también una nueva forma de comprender.

Referencias

  • Lu Qu y Qiaoyun Liu. Is a Child Who Doesn’t Look at People Always Autistic?—A Closer Look at Joint Attention. ECNU Review of Education. DOI: 10.1177/20965311251319050.

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