Los padres y madres nos empeñamos, casi siempre con la mejor intención, que no es otra que ayudar a nuestros hijos e hijas, en exigirles que desarrollen determinados hábitos de estudio que nos funcionaron a nosotros o que pensamos por otro motivo que son los más efectivos. Ante la duda de cuáles son esos hábitos más efectivos, hemos buceado en busca de lo que dice la estadística al respecto.
De los hábitos de estudio se ha dicho y escrito mucho a lo largo de los años. Incluso los expertos de Harvard aconsejan para preparar exámenes determinados hábitos de estudio. Pero también hay expertos que cada vez abogan más por dejar que cada adolescente y adulto, en un camino personal que vaya recorriendo desde la infancia, elija cuáles son los métodos más efectivos de estudio en su caso.
En vista, en cualquier caso, de que el debate existe y está ahí, nos hemos propuesto saber qué dice la estadística sobre los hábitos de estudio más eficaces. Y lo cierto es que no hay fuente alguna que permita llegar a una respuesta concluyente y consensuada.

Todo lo que hay son métodos y consejos determinados. Por ejemplo, los cuatro pasos clave para memorizar información y estas diez técnicas distintas para lograrlo con éxito, o las estrategias para mejorar los hábitos de estudio en los niños. Pero no hay ninguna evidencia de que sean los más eficaces según datos estadísticos. Ojo, tampoco de que no lo sean.
Por eso, hemos recurrido a un recurso que tiene gran capacidad para recopilar y analizar información en tiempo récord: la inteligencia artificial. Evidentemente, no es una fuente definitiva tampoco, pero sí es una pista sobre cuál es el hábito de estudio más eficaz según un mayor número de opiniones. Esto nos ha dicho.

El hábito de estudio más eficaz
Dice ChatGPT que el hábito de estudio más efectiva “según múltiples estudios sobre técnicas de aprendizaje” es la práctica distribuida, que también se conoce como estudio espaciado.
La inteligencia artificial, a modo de ejemplo para argumentar su respuesta, cita una revisión de la literatura por Cepeda et al. (2006) en "Psychological Science". Este equipo de investigadores “encontró que la distribución de la práctica a lo largo del tiempo mejora significativamente el rendimiento en tareas de memoria”, apunta ChatGPT.
Otro estudio en la misma línea es el de Rohrer y Taylor (2006), publicado en "Educational Psychology Review", que “ también destacó que los estudiantes que utilizan la práctica distribuida retienen información de manera más efectiva que aquellos que utilizan métodos de estudio intensivo”.

Este hábito de estudio consiste, básicamente, en dividir el tiempo de estudio en sesiones más cortas y dispersarlas en días o semanas. Es lo contrario, por ello, al estudio intensivo, y se parece mucho a esos que nos decían de pequeños y que ahora decimos a nuestros peques: “estudia un poquito cada día”. Por ejemplo, estudiar una hora al día y no 4 horas un solo día de la semana.
Según distintas fuentes recopiladas por la herramienta de inteligencia artificial, la práctica distribuida es el hábito más efectivo porque reporta varios beneficios: una mejora de la retención de la información a largo plazo, la reducción de la fatiga, el mejor manejo del tiempo de estudio y la mayor comprensión del material.
“La práctica distribuida es, estadísticamente, el hábito de estudio más efectivo para mejorar la retención y comprensión a largo plazo. Implementar este método puede ayudar a los estudiantes a maximizar su aprendizaje y rendimiento académico”, concluye ChatGPT en base a la información publicada sobre técnicas de aprendizaje.