No hay especialista en altas capacidades intelectuales, ya sea pedagogo, docente, psicólogo o familiar de un peque que las tenga, que no señala la baja tolerancia a la frustración de estas personas. Da igual su perfil; casi todos los niños y niñas con altas capacidades tienen en la tolerancia a la frustración uno de sus talones de Aquiles. Pero se puede trabajar. Se les puede acompañar.
Acompañar, en realidad, como padres y madres siempre lo hacemos. Mejor o peor, con más o menos interés, pero lo hacemos salvo contadas excepciones. La cuestión, por lo tanto, no es acompañarles en las distintas etapas de la infancia y adolescencia, sino cómo lo hacemos. Cómo les podemos ayudar a trabajar cada aspecto de su personalidad que pueden desarrollar y cómo caminamos junto a ellos para que su vida mejore.
En el caso concreto de la frustración, se trata de una condición de la personalidad que nos acompaña en el día a día. Podemos tolerarla mejor o peor, pero existe. Convivimos con ella. Y en las altas capacidades la relación es intensa porque son niños y niñas que están acostumbrados a que casi todo les salga con relativa facilidad y rápido, y eso hace que no tengan mucha experiencia en lo contrario.
Sumado, además, a las particularidades, estas sí exclusivas, de su cerebro neurodivergente, tienen un pequeño volcán dentro, una bengala con mecha muy corta, que enseguida entra en erupción o se enciende. Y cuando eso ocurre, casi siempre con algún juego, un error o algo que no sale como pensaban, no es fácil de parar.
Los cinco consejos de una pedagoga
El equipo (pedagoga y orientadora) del centro especializado en altas capacidades Colibrain comparte hasta cinco consejos para que los adultos de referencia puedan acompañar de la forma más efectiva posible a los niños y niñas con altas capacidades con el objetivo de que mejoren el reconocimiento y gestión de su frustración.

“Los peques con altas capacidades pueden ser como una montaña rusa de emociones, ¡sintiendo y absorbiendo todo a lo superprofundo”, señala la pedagoga y orientadora, que recalca que la baja tolerancia a la frustración “se puede trabajar y es importante hacerlo” porque “nos ayuda y enseña a manejar las emociones negativas de manera constructiva y a desarrollar resiliencia”.
Además, la especialista en altas capacidades explica que trabajar la gestión de la frustración “nos permite desarrollar habilidades de resolución de problemas y tomar decisiones más efectivas en el futuro”.
Estos son cinco consejos con los que podemos ayudar a los niños y niñas con poca tolerancia a la frustración, según el equipo de Colibrain:
- Recuerda trabajar la frustración que se produce en estos niños a través de actividades dinámicas y divertidas.
- No escondas tus errores. Habla con el niño al respecto y juntos convierte esos fallos en experiencias. Equivocarse es solo parte del día a día. Apóyale en esta aventura.
- Enséñales estrategias para manejar la frustración, como tomar un descanso, respirar profundamente, contar hasta diez o hablar sobre cómo se sienten. Estas técnicas pueden ayudarles a calmarse cuando se sienten enfadados.
- Ayúdale a reconocer la frustración y la habilidad de expresarlo al adulto más próximo cuando lo necesite.
- Lecturas educativas que pueden ayudar. Ejemplos de cuentos para trabajar la tolerancia a la frustración: Qué rabia de juego, Tengo un volcán, Mapache quiere ser el primero, La niña que nunca cometía errores.
Acompañar de la manera adecuada a un niño o niña con altas capacidades implica, y así lo reconoce a modo de conclusión el equipo de Colibrain, “comprender sus necesidades como niño con un cerebro neurodivergente”.