Las consecuencias de los castigos físicos como los cachetes o las nalgadas perduran durante años provocando trastornos mentales y aumento de agresividad.
El niño se tira al suelo, berrea, grita, no escucha, no razona… Las rabietas suelen ser comunes a los dos años (casi ningún niño de esta edad se libra de ellas), pero pueden alargarse unos años más, por lo que te damos unas pautas para saber cómo afrontarlas.
La etapa entre los dos y los tres años es muy importante en el desarrollo de los niños: empiezan a demandar más autonomía y a ser más conscientes de todo el entorno que los rodea. ¿Cómo estimularlos?
Al cumplir el año, los bebés empiezan a convertirse en niños. La gran conquista de este semestre es aprender a andar. Nuestra ayuda puede serles muy eficaz dado que ellos solos pueden tener más dificultad que si les acompañamos en el desarrollo.
Golpearse contra el suelo en medio de una rabieta, dar cabezazos a la pared, tirarse del pelo... algunos niños tienen conductas autoagresivas que asustan mucho a los padres. ¿Le está pasando a tu hijo?
Casi todas las enfermedades pueden causar vómitos, tanto en los bebés como en niños mayores de un año. Por eso, ante cualquier otro síntoma es importante recurrir a un pediatra, que diagnosticará la causa. Si además hay sangre en el vómito, hay que acudir a urgencias inmediatamente.
Los dos años es una edad intensa llena de cambios, en la que los niños dan pasos de gigante en la conquista de su independencia. Tenemos que conocer qué cambios emprenderá nuestro hijo para focalizar en la educación que le daremos.
Montan una pataleta por cualquier cosa. Desesperan a los padres, que no saben cómo atajarlas. Aquí descubrirás el decálogo de oro para saber cómo reaccionar ante las rabietas de tu hijo.
Muchos padres nos planteamos si debemos intervenir en los conflictos de nuestros hijos de dos años con otros niños. La forma de actuar dependerá de la situación en que se encuentre el niño y de cómo están peleando los niños. Aquí una serie de consejos.
Un juguete en manos de un amigo es suficiente para que un pequeño de un año le pegue o le muerda para conseguirlo. ¿Cómo ayudarlo a gestionar su agresividad? Casi siempre se atenúa mientras que crecen.