El neuropsicólogo Álvaro Bilbao tiene una norma muy clara en casa: “Después de cenar los niños no ven la tele”. Lo que podría parecer una simple decisión educativa correspondiente al ámbito familiar tiene, en realidad, un fundamento neurocientífico sólido. Y es que la evidencia es contundente al respecto del impacto que tienen las pantallas en general y la televisión en particular en los niños cuando las consumen después de la hora de la cena.
En una publicación divulgativa, Álvaro Bilbao explica por qué el cerebro infantil necesita desconectar de las pantallas antes de dormir, y lo hace apoyándose en una revisión científica firmada por la profesora Lisbeth Lund, de la Universidad del Sur de Dinamarca, publicada en el año 2021.
Los datos dan la razón al experto: la exposición a pantallas en la franja nocturna no solo altera el sueño de los niños, sino que puede afectar su equilibrio emocional y su rendimiento al día siguiente.
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El cerebro necesita oscuridad para fabricar sueño
“La luz que emiten las pantallas retrasa la secreción de melatonina; una hormona que segrega nuestro cerebro cuando oscurece y que nos ayuda a quedarnos dormidos”, explica Bilbao. Esta alteración, que puede parecer menor, desajusta el reloj biológico infantil. Cuando el niño mira la televisión, una tablet o el móvil justo antes de dormir, su cerebro interpreta que aún no ha caído la noche. Esto es, su cerebro, al no tener oscuridad, deja de "fabricar" sueño.
Este argumento de Álvaro Bilbao lo refuerza la ciencia. El neuropsicólogo cita una revisión científica liderada por Lisbeth Lund (Universidad del Sur de Dinamarca, 2021) que analizó decenas de estudios sobre el impacto de los dispositivos electrónicos en el sueño infantil. Sus conclusiones fueron rotundas: los menores que usan pantallas antes de acostarse tardan más en dormirse, descansan menos horas y presentan una peor calidad del sueño.
Álvaro Bilbao resume las consecuencias de ver la tele después de cenar en los niños y niñas en base a los resultados del citado estudio:
- “Tienen más dificultades para quedarse dormidos”, porque su cerebro necesita tiempo para relajarse y producir melatonina.
- “Duermen menos horas”, no solo porque se acuestan más tarde, sino porque su descanso es más superficial.
- “Tienen más pesadillas”, al mantenerse el nivel de excitación cerebral elevado tras el uso de pantallas.
- “Mayor cansancio diurno”, porque la falta de sueño impide que el organismo recupere su energía.

Excepciones: cuándo pueden ver la tele después de cenar
De todos modos, Álvaro Bilbao, aunque lo desaconseja en todos los casos y en cualquier tipo de rutina familia, reconoce que no se trata de demonizar la televisión, sino de usar el sentido común. Y por eso pone tres ejemplos en los que los niños y niñas sí pueden ver la televisión después de la cena si se cumple estos tres límites o exigencias concretas:
- Evitar las pantallas durante la hora previa al sueño. Es decir, cenar pronto y garantizar que apagáis la televisión una hora antes de apagar la luz y acostarse.
- Elegir contenidos apropiados a su edad porque reducen el nivel de excitación y problemas de sueño, según Bilbao.
El neuropsicólogo recuerda, no obstante, que los efectos negativos de la televisión después de cenar no son exclusivos de los niños. Como recuerda Bilbao, “lo que es bueno para tus hijos suele ser bueno para ti”. Por eso, recomienda que toda la familia desconecte de los dispositivos al menos una hora antes de dormir y apueste por rutinas tranquilas: lectura, conversación o música suave, entre otras.
Recuerda que los buenos hábitos nocturnos no solo mejoran el descanso, sino también la atención, el estado de ánimo y el aprendizaje. Dormir bien es una forma sencilla y poderosa de cuidar la salud mental infantil.
Referencias
- Lund, L., Sølvhøj, I. N., Danielsen, D. & Andersen, S. (2021). Electronic media use and sleep in children and adolescents in western countries: a systematic review. BMC Public Health, 21, 1598. DOI: 10.1186/s12889-021-11640-9.
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