Alan Lightman es un conocido físico, novelista y ensayista estadounidense que se plantea en su último libro la convivencia real entre espiritualidad y ciencia, “El cerebro trascendente. Espiritualidad en la era de la ciencia” es el título de este interesante libro.
En un mundo cada vez más materialista y orientado hacia la ciencia, es fácil olvidar la importancia de cultivar la espiritualidad en los más pequeños pero no hay que confundir espiritualidad con religión porque no necesariamente van siempre unidos, según explica Alan Lihgtman en su último libro titulado “El cerebro trascendente. Espiritualidad en la era de la ciencia”.
Alan Lightman es licenciado en Física por la Universidad de Princeton y tiene un doctorado en Física Teórica por el Instituto de Tecnología de California, ha trabajado como investigador en la Universidad de Harvard y como profesor en el MIT. En este libro se plantea con rigor científico que la espiritualidad no solo puede ser compatible con la ciencia, sino que debería permanecer en el núcleo de lo que significa ser humano.
Es posible desarrollar en los niños un sentido de conexión con algo más grande que ellos mismos, sin la necesidad de inculcarles creencias religiosas a través de su capacidad de asombro, de su curiosidad natural y de la conexión que mantienen con el mundo que les rodea.
¿Qué es la espiritualidad?
Alan Lightman, físico y novelista estadounidense, define la espiritualidad como esas experiencias que nos hacen sentir parte de algo más grande, como cuando miramos las estrellas o nos conmovemos escuchando música. Para los niños, la espiritualidad puede ser algo tan sencillo como maravillarse ante una flor o sentirse parte de una comunidad de amigos y familiares.
Por eso entiende que la espiritualidad es un concepto amplio y personal que no tiene por qué estar ligado inevitablemente a la religión. Él lo plantea más como un sentimiento de conexión con el universo, con la naturaleza, con otras personas o incluso con uno mismo.
Los niños tienen una capacidad innata para sentir asombro y curiosidad, dos elementos esenciales para desarrollar una espiritualidad rica. La Doctora Leticia Fiorentini, psicóloga, menciona que los niños están llenos de creatividad, entusiasmo y una expresión emocional más directa, lo que facilita su conexión espiritual con el mundo que los rodea.
La espiritualidad sin religión: una posibilidad real
Muchos padres se preguntan si es posible enseñar espiritualidad sin recurrir a la religión. Para Alan Lightman la respuesta es muy sencilla, sí se puede, de hecho el autor entiende que puede ser beneficioso para los niños aprender a conectarse con sus emociones y el mundo que les rodea sin depender de una estructura religiosa. La espiritualidad no es exclusiva de la religión; es una parte fundamental de la experiencia humana que todos podemos explorar y disfrutar.
Él mismo señala en el libro que como científico “siempre he tenido una visión científica del mundo” lo que no significa que no haya tenido experiencias trascendentes quizás más vinculadas con la espiritualidad. Como él mismo añade “tengo la sensación de formar parte de cosas más grandes que yo” y estas son las que va desgranando y mostrando página a página.

Cómo fomentar la espiritualidad en los niños
Fomenta la curiosidad y el asombro
Los niños son naturalmente curiosos. Aprovecha esa curiosidad para fomentar en ellos una conexión espiritual con el mundo. Puedes hacerlo simplemente saliendo a caminar en la naturaleza y observando el entorno: las hojas de los árboles, los insectos, el cielo. Anímalos a hacer preguntas sobre lo que ven y sienten, y exploren juntos esas respuestas.
Enseña la importancia de la gratitud
La gratitud es una forma muy poderosa de cultivar la espiritualidad. Puedes enseñar a tu hijo a estar agradecido por las pequeñas cosas del día a día, como una comida rica, el cariño de un amigo o un día soleado. Crear un hábito diario de gratitud puede ayudar a tu hijo a sentirse más conectado con el mundo que le rodea y de una forma mucho más positiva y constructiva.
La espiritualidad y la ciencia pueden convivir
Aunque la ciencia y la espiritualidad parecen dos mundos opuestos, no tienen porqué estar en conflicto. Basándose en la historia intelectual y apoyándose en conversaciones con científicos, filósofos y psicólogos contemporáneos Alan Lightman va planteando una serie de preguntas provocadoras que invitan a la reflexión.
Y además, propone también en este libro, una interesante visión personal a la que llama “materialismo espiritual”, donde sugiere que nuestras experiencias espirituales, como el asombro y la conexión con la naturaleza, pueden coexistir perfectamente con una visión científica del mundo, no son excluyentes en absoluto.
Esto es importante para los niños porque les enseña a equilibrar su curiosidad por lo que la ciencia puede explicar, con su capacidad de maravillarse ante lo inexplicable. Puedes hablar con tu hijo sobre cómo la ciencia puede ayudarnos a entender el mundo, pero reconociendo que siempre va a haber espacio en la vida para el misterio y la maravilla.

Actividades prácticas para cultivar la espiritualidad
Momentos de silencio y reflexión
Enseñar a los niños a tener momentos de calma y reflexión es una excelente manera de desarrollar su espiritualidad. Puedes crear un espacio en casa donde ellos puedan relajarse, meditar o simplemente estar en silencio un rato. Este tipo de práctica les ayuda a conectarse consigo mismos y a encontrar paz interior, algo que será muy valioso en su vida adulta.
Conectar con la naturaleza
La naturaleza es una fuente inagotable de espiritualidad y de numerosos beneficios añadidos tanto para la salud física como para la salud mental y por supuesto la salud emocional. Aprovecha cualquier oportunidad para llevar a tus hijos a parques, montañas o la playa. Caminar descalzos por la hierba, observar el vuelo de las aves o simplemente escuchar el viento, son experiencias que fomentan en los niños un sentido de pertenencia a algo más grande que ellos mismos.
Fomenta la creatividad y el arte
El arte, ya sea pintar, dibujar, escribir o hacer música, es una forma poderosa de conectar con las emociones y el mundo. Anima a tus hijos a expresarse de manera creativa, y sé muy consciente de que lo importante es que valores el proceso, no solo el resultado final. A través del arte, los niños pueden explorar sus sentimientos, sus pensamientos y sus relaciones con los demás.
La importancia de mantener el asombro y la curiosidad en la vida adulta
Es fundamental recordar que la espiritualidad no es solo para los niños. Como adultos, también necesitamos cultivar la espiritualidad, necesitamos tener momentos de asombro y curiosidad. La vida adulta puede hacernos olvidar la importancia de parar un momento y contemplar lo que nos rodea y si nosotros lo olvidamos ¿cómo vamos a ser capaces de enseñárselo a nuestros hijos?
La Doctora Fiorentini nos recuerda que es esencial que los adultos mantengamos espacios de diversión y ocio para preservar nuestro bienestar emocional y espiritual. Cuando cultivamos nuestra propia espiritualidad, podemos ser un mejor ejemplo para nuestros hijos, mostrándoles que no es necesario ser religioso para tener una vida rica en conexiones emocionales y experiencias profundas.
Algo que explica con todo detalle en este nuevo libro, “El cerebro trascendente. Espiritualidad en la era de la ciencia”, Alan Lightman, el autor de “Einstein’s Dream” la novela en la que exploró conceptos vinculados con el tiempo a través de escenarios imaginativos que ya está traducida en más de 30 idiomas de todo el mundo.

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